Fue otra jornada cargada de violencia y de miedo en dos barrios de nuestra ciudad. Horas después de que LA GACETA publicara un informe que daba cuenta de una escalada de violencia entre las siete bandas narcos que operan en la capital, se produjeron sendos enfrentamientos que dejaron un saldo de al menos cuatro personas heridas con armas de fuego.
Otra vez Villa 9 de Julio fue escenario de una interminable balacera. El tiroteo se perpetró alrededor de las 3 a unas cinco cuadras de la Seccional 10ª. Pero fuentes oficiales confirmaron que ninguno de los involucrados radicó denuncias, a pesar de que hubo dos jóvenes que tuvieron que ser trasladados de urgencia al Centro de Salud por las heridas que sufrieron en la batalla, que duró varios minutos.
Esta causa deberá ser investigada por el fiscal Arnoldo Suasnábar, quien tendrá que intentar quitar la mordaza de temor que domina a los vecinos de las inmediaciones de la calle Vicente López y Planes al 500, lugar donde se produjo el enfrentamiento.
Todos los vecinos hablan de lo que sucedió, pero ninguno de ellos se atreve a declarar ante la Justicia por temor a las represalias que pueden sufrir. “Si alguien habla o los denuncia, ellos vienen y te tirotean la casa. Esto es un infierno que está fuera de control”, explicó uno de los residentes del barrio entrevistados por LA GACETA.
El terror de los habitantes de esta zona de la capital se debe a que en el hecho estarían involucrados integrantes del Clan Toro que, de acuerdo con una investigación de la Justicia Federal, domina la comercialización de estupefacientes en Villa 9 de Julio y estaría buscando nuevos horizontes para expandir el negocio.
Otra característica de índole mafiosa que surgió luego de la balacera es que ninguno de los heridos denunció ante la Policía a las personas que los balearon. “Nadie canta porque ellos (por los “transas”) después te van a buscar”, remarcó otro de los vecinos entrevistados, que también pidió reservar su identidad.
Algunos se atreven a hablar escuetamente con la prensa. Pero fuentes policiales explicaron que los habitantes del barrio no quieren declarar ni siquiera en investigaciones reservadas. Este problema, según dijeron las fuentes, es lo que paraliza el accionar de la fuerza.
Los heridos de este tiroteo fueron una joven de 21 años que recibió un disparo en uno de los glúteos y un joven de 25 años que terminó herido en una pierna. Sin embargo, los dos estarían fuera de peligro, de acuerdo con el informe policial.
En el servicio de denuncias por Whatsapp de LA GACETA, los vecinos se quejaron de esta supuesta guerra narco. “Se enfrentaron con itacas y ametralladoras. Terminaron baleando a una pareja que no tiene nada que ver con los problemas que tienen ellos. En la comisaría 10 nunca hacen nada y el 911 llegó una hora después. Ya no se puede vivir así. Tengo hijos chicos y no puede ser que cada vez que hay un tiroteo los tengo que meter debajo de la cama”, escribió. En otro mensaje se dijo que los “transas” circulaban en una camioneta EcoSport y en un Chevrolet Vectra gris. El Clan Toro atraviesa un conflicto interno que comenzó el pasado sábado 14 cuando, según consta en una denuncia policial, Jorge Bellido denunció que su ex esposa, Margarita Toro, encabezó un grupo de personas que balearon su vivienda. Dijo también que los atacantes se movilizaban en los mismos vehículos que se usaron en el enfrentamiento de anteanoche.
Al norte
El barrio Los Pinos, al norte de la capital, fue el otro escenario de un doble enfrentamiento entre dos bandas. El origen de esta pelea habría sido la lucha por la venta de droga.
A las 10.30, desconocidos dispararon contra una casa que, según los vecinos, era utilizada para la venta de estupefacientes. Los ocupantes de la vivienda salieron tras los pasos de los agresores y el tiroteo continuó en un asentamiento de la zona.
Cuando todo parecía haber llegado a la calma, cerca de las 14, ambas bandas volvieron encontrarse, esta vez en Francisco de Aguirre y Junín. Allí el enfrentamiento fue mucho más importante.
Siempre según la versión policial, en ese tiroteo resultaron heridos dos jóvenes. Uno de ellos fue trasladado en un móvil policial hasta el hospital Avellaneda para recibir atención médica. Al poco tiempo, al mismo nosocomio ingresó el integrante del otro bando también con una herida de arma de fuego. Al encontrarse los familiares de ambos bandos en el lugar, protagonizaron serios incidentes. Los uniformados debieron esforzarce para detenerlos. Todo volvió a la normalidad cuando llegaron refuerzos. Ninguno de los dos grupos realizó denuncia.
Sin embargo, al enterarse de lo que había ocurrido, el fiscal Suasnábar solicitó la aprehensión de los heridos. También pidió una consigna policial para evitar que se dieran a la fuga.
Los investigadores sostienen que se trata de dos familias que están enfrentadas desde hace unos 20 años. Hasta el momento no pudieron determinar cuáles fueron las razones que originaron el enfrentamiento. No se descarta que haya sido un ajuste de cuentas por la venta de estupefacientes.